Macuilli Tlauhilli

1 al 5 de agosto | 2021 | Parque Nacional Sierra de Órganos, Zacatecas

Bajo el nombre de Macuilli (cinco) tlahuilli (amanecer) quiero construir una sucesión de fragmentos de tiempo que sumen 15 horas divididas en 5 días. Con la idea de los 5 días aciagos en los antiguos calendarios mesoamericanos quiero re-visitar esa concepción de un tiempo oscuro; oscuro, no por ser “aciago”, sino por ser desconocido e inconsciente como lo es la vida humana. En este tiempo distendido de la pandemia e incertidumbres para la gran mayoría de la gente, esta iniciativa es un intento de abordar, con mis recursos creativos, las interrogantes que me impone lo desconocido de este contexto y en mí misma. Esta vez, el lugar es en la naturaleza; un contexto del cual no quiero capitalizar su belleza sino su vibrante transición de la noche al día. El infallible amanecer que todo ser vivo espera, hasta los mismos seres de la noche o los más oscuros.

La forma de el arte de proceso se torna más pertinente en contextos, atmósferas o situaciones donde la imagen (registro) en nuestras mentes o en nuestros medios digitales imperiales no puede alcanzar la experiencia de encontrarse con uno mismo, más desnudo mientras menos imagen se haga uno de lo que cree querer. Aunque habré de producir un registro fotográfico, me interesa ir al encuentro de la oscuridad y el amanecer, sin más cometido que escuchar lo que vea y ver lo que oiga. En estos días cuando el Covid-19 parece lentificar y mutar su innegable amenaza, y la vacunación todavía es cuestión de privilegios sobre tiempo y recursos, nuestra forma de vivir en el encierro, la incertidumbre y los tremendos cambios del día a día ya nos hablan de un tiempo que pasa, cambia y muda todo cuando menos lo esperamos. Sin comprender todavía qué es lo que sucede en el desarrollo de esta calamidad, y mucho menos lo que vendrá para cada uno de nosotros, podemos recurrir a examinarnos a nosotros mismos como parte del cambio; a sentirnos interrogados o, aún más, compelidos a cambiar algo en nuestra vida; a ejercer la transformación de algo como obra creativa, tanto como deseemos, sepamos y nos atrevamos a hacer. Por lo que quisiera tomar, una vez más, 5 días para profundizar en los efectos que opera el ejercicio creativo del arte en la resiliencia humana, en especial, el arte del performance y, muy en particular, el arte de proceso

Macuilpa Macuilli, Elvira Santamaría. Arte de proceso. Facultad de Artes de La Universidad de Veracruz, Xalapa 2021. Foto colectivo Sonambules.

El proyecto que propongo aquí, además de ser una reflexión sobre la matrix del tiempo humano, es una apuesta por crear un tiempo nuevo, fuera de la corriente de los hábitos, acciones, gestos e identidades arraigadas en un sistema de valores y una visión del mundo obsoletos, perjudiciales y dolorosos para el mundo de hoy.

Los 5 días (macuilli) aciagos en los calendarios mesoamericanos completaban el ciclo astronómico de 365 días, pero también inspiraban la imaginación al hallarse contenidos para cubrir el fallo de un ciclo de vida matemáticamente imperfecto y evitar el amenazante vacío de dicha imperfección en la narrativa cultural-religiosa de su momento. Las narrativas generadas alrededor de esos desajustes de la realidad pueden operar efectos calmantes y regeneradores, u oscuros, de catástrofe, desesperanza e injusticia. Por lo que es importante reflexionar en la creación imaginativa del folclor actual y del arte para trabajar, nosotros mismos, los elementos que apoyen nuestros procesos de resiliencia.Para ello, encuentro que la obra de arte de proceso es un marco conceptual abierto al desarrollo de la reflexión sobre cualquier suceso de la vida: un laboratorio de creación y transformación de nuestra relación con la realidad; los significados y sentidos de aquello que deseamos, nos inquieta o constriñe.

La obra será de larga duración para que tenga un impacto distendido y sutil en mi conciencia y en la conciencia del espectador, testigo viviente de la obra. Aunque no pueda haber público, el trabajo en proceso se vuelve una misión aún más importante, porque el trabajo creativo, fuente de los recursos de la libertad humana, se encuentra amenazado siempre por la estandarización de las respuestas y narrativas que se dan sobre la realidad.

Esta puesta en acción-proceso intenta gozar el estar ahi en ese contexto cada vez más extraño que es la naturaleza y sus tiempos para los citadinos como yo.

Quisiera mencionar, solo por empezar esta incursión simbólica en el número 5, que este año cumplo 30 años como artista del arte acción y 25 practicando el arte de proceso, y de escribir para mí misma. Sin saberlo, me había puesto a hilar conciencia y a tejer tiempo. Con todas sus imperfecciones celebro esa tela que es mi vida bajo el signo del arte de acción: el arte de ser y, espero, un día, saber desaparecer.